He de leer, un libro nuevo que despierta encrucijadas.
Venezuela no es feliz, pero se entretiene cantando, hay algo en sus músculos que invita al llanto, de noche se cae como un suspiro, caracortada esconde la risa, hay que ser congruentes, tiene cara de malo, tiene cara de malo.
Ahí estás, oliéndote las axilas, pero luego dices que no, que no lo hiciste, ¿por qué chingados te da pena ser humana? Ser como no soñaste que serías, y eres tan radical como yo, o todo está perfecto, o tiene que destruirse, estallar en pedazos,
más bien polvo.
Quisiera morderte, a ti, no a él, a él lo muerdo porque no puedo morderte, a ti, pero despacio, no quiero sangre, sólo quiero lamerte un poco, saborear tu tejido, decirte que eres bella, y apretarte mucho mucho hasta desmayarnos.
Yo no te invento, eres más bien como una mujer centón hecha a partir de tu esqueleto, el que vienes a ofrecer, el que una vez me besó y luego no supo por qué lo hizo.
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