Como el arroz. Vente a la playa a jugar en silencio, el fuego no abarca tus columpios ni tus fotos invisibles, sí tus orillas tristes, tus textos equivocados, no, no hay jardines, no, tú creíste, nadie te dijo, nunca han habido jardines, no, aquí no vivía ningún abuelo.
Dejas estela de grasa en el piano, alguien pudo pensar que era un milagro, yo mismo hubiera muerto por tus dedos, no te voy a pedir que dejes de llorar, estoy cansado, llora si quieres, sé que no piensas en mí, sólo quiero que sufras, llora si quieres.
Que seas tú la risa desequilibrada del juego, ya lo sabías, por eso vienes, a romper el pecho. Sabía que iba a perder, por eso quise jugar, yo sabía que una noche los perro. Que los perros…
Querías una aventura mexicana ¿no?¿ Y a qué sabe Escocia a estas horas de la noche? ¿Huelen igual los libros nuevos? Déjame… sé que duele pero te hará bien, déjame… mañana estarás mejor, no, hoy no pasan películas mías en la tele.
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