Jabberwocky de Lewis Carroll
- Twas brillig, and the slithy toves
- Did gyre and gimble in the wabe;
- All mimsy were the borogoves,
- And the mome raths outgrabe.
- 'Beware the Jabberwock, my son!
- The jaws that bite, the claws that catch!
- Beware the Jubjub bird, and shun
- The frumious Bandersnatch!'
- He took his vorpal sword in hand:
- Long time the manxome foe he sought--
- So rested he by the Tumtum tree,
- And stood awhile in thought.
- And as in uffish thought he stood,
- The Jabberwock, with eyes of flame,
- Came whiffling through the tulgey wood,
- And burbled as it came!
- One, two! One, two! And through and through
- The vorpal blade went snicker-snack!
- He left it dead, and with its head
- He went galumphing back.
- 'And hast thou slain the Jabberwock?
- Come to my arms, my beamish boy!
- O frabjous day! Callooh! Callay!'
- He chortled in his joy.
- 'Twas brillig, and the slithy toves
- Did gyre and gimble in the wabe;
- All mimsy were the borogoves,
- And the mome raths outgrabe.
-
-
Galimatazo
Versión de Jaime de Ojeda, incluida en A través del espejo y lo que Alicia encontró al otro lado, Alianza Editorial, Madrid, 1973. - Brillaba, brumeando negro, el sol;
- agiliscosos giroscaban los limazones
- banerrando por las váparas lejanas;
- mimosos se fruncían los borogobios
- mientras el momio rantas murgiflaba.
- ¡Cuidate del Galimatazo, hijo mío!
- ¡Guárdate de los dientes que trituran
- Y de las zarpas que desgarran!
- ¡Cuidate del pájaro Jubo-Jubo y
- que no te agarre el frumioso Zamarrajo!
- Valiente empuñó la espada Vorpalina;
- a la hueste manzona acometió sin descanso;
- luego, reposóse bajo el árbol del Tántamo
- y quedóse sesudo contemplando...
- Y así, mientras cavilaba firsuto.
- ¡¡Hete al Galimatazo, fuego en los ojos,
- que surge hedoroso del bosque turgal
- y se acerca raudo y borguejeando!!
- ¡Zis, zas y zas! Una y otra vez
- zarandeó tijereteando la espada Vorpalina!
- Bien muerto dejó al monstruo, y con su testa
- ¡volvióse triunfante galompando!
- ¡¿Y hazlo muerto?! ¡¿Al Galimatazo?!
- ¡Ven a mis brazos, mancebo sonrisor!
- ¡Qué fragarante día! ¡Jujurujúu! ¡Jay, jay!
- Carcajeó, anegado de alegría.
- Pero brumeaba ya negro el sol
- agiliscosos giroscaban los limazones
- banerrando por las váparas lejanas,
- mimosos se fruncian los borogobios
- mientras el momio rantas necrofaba...
-
Jabberwocky
- Asardecía y las pegájiles tovas
- giraban y scopaban en las humeturas;
- misébiles estaban las lorogolobas,
- superrugían las memes cerduras.
- ¡Con el Jabberwock, hijo mío, ten cuidado!
- ¡Sus fauces que destrozan, sus garras que apresan!
- ¡Cuidado con el ave Jubjub, hazte a un lado
- si vienen las frumiantes Roburlezas!
- Empuñó decidido su espada vorpal,
- buscó largo tiempo al monxio enemigo -
- Bajo el árbol Tamtam paró a descansar
- y allí permanecía pensativo
- Y estaba hundido en sus ufosos pensamientos
- cuando el Jabberwock con los ojos en llamas
- resofló a través del bosque tulguiento:
- ¡burbrujereando mientras se acercaba!
- ¡Uno, dos! ¡Uno, dos! ¡A diestra y siniestra
- la hoja vorpalina silbicortipartió!
- El monxio fue muerto, con su cabeza en ristre
- el joven galofante regresó.
- "¡Muchacho bradiante, mataste al Jabberwock!
- ¡Ven que te abrace! ¡Que día más fragoso
- me regalas, hijo! ¡Kalay, kalay, kaló!"
- reiqueaba el viejo en su alborozo.
- Asardecía y las pegájiles tovas
- giraban y scopaban en las humeturas;
- misébiles estaban las lorogolobas,
- superrugían las memes cerduras.
-
Jerigóndor
- Cocillaba el día y las tovas agilimosas
- giroscopaban y barrenaban en el larde.
- Todos debirables estaban los burgovos,
- y silbramaban las alecas rastas.
- "¡Cuídate, hijo mío, del Jerigóndor,
- que sus dientes muerden y sus garras agarran!
- ¡Cuídate del pájaro Jubjub, y huye
- del frumioso zumbabadanas!"
- Echó mano a su espada vorpal;
- buscó largo tiempo al manxomo enemigo,
- descansó junto al árbol Tumtum,
- y permaneció tiempo y tiempo meditando.
- Y, estando sumido en irribumdos pensamientos,
- surgió, con ojos de fuego,
- bafeando, el Jerigóndor del túlgido bosque,
- y burbulló al llegar.
- ¡Zis, zas! ¡Zis, zas! ¡Una y otra vez
- tajó y hendió la hoja vorpal!
- Cayó sin vida, y con su cabeza,
- emprendió galofante su regreso.
- "¿Has matado al Jerigóndor?
- Ven a mis brazos, sonrillante chiquillo,
- ¡Ah, frazoso día! ¡Calós! ¡Calay!"
- mientras él resorreía de gozo.
- Cocillaba el día y las tovas agilimosas
- giroscopaban y barrenaban en el larde.
- Todos debirables estaban los burgovos,
- y silbramaban las alecas rastas.
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