Muchos creerán que no hay razón suficientemente viable para matar a un niño, pero después de leer esto más vale que lo consideren dos veces. Un día como cualquier otro, en un hospital local de Inglaterra, la familia Bryan, vivió la dicha fortuna de ver llegar al mundo un hermoso bebé, fue toda una felicidad para la familia todos estaban contentos, tíos, abuelos, y obviamente los padres. Todos estaban contentos y felicitaban a los padres por tan gran alegría de procrear un bebé.
Después de unas semanas y con una lenta pero normal recuperación de la progenitora, la familia Bryan regreso a su hogar. Una casa no muy grande, con una gran puerta roja, ventanales antiguos con un balcón en el segundo piso. Todo parecía normal en la casa de los Bryan. Sin darle más vueltas al asunto el pequeño bebe llamado por el originalísimo nombre Bryan, es decir Bryan. Sufrió una enfermedad con la cual el pobre niño no paraba de llorar por las noches. Lo cual hizo que los vecinos de alado no pudieran dormir en las noches, lo cual era pesado para ellos ya que se dedicaban a la venta de pescado en el muelle, por lo que tenían que levantarse muy temprano para poder conservar la clientela. Estas personas por lo regular eran muy amables, pero con el paso de los meses y el hecho de no poder dormir, comenzaron por volverse amargas, malhumoradas y enojonas. Sus rostros se asemejaban a un par de ogros con grandes ojeras, en fin esto provocó que poco a poco fueran perdiendo la clientela de la venta de pescados, por lo que tuvieron que vender la casa y mudarse a una más pequeña, dejaron el local que rentaban para la venta de pescados y se unieron al circo.
La señora dueña del local que rentaban los vecinos de los Bryan. Tuvo un ingreso menor, ella no era del todo adinerada pero tampoco le faltaba nada. Sin embargo al perder la renta de uno de sus locales tuvo le ocasiono una incesante necesidad por fumar, empezó con un par de cigarrillos y termino por fumarse una cajetilla entera diaria. Fue tal su vicio, que su esposo el dejo, se quedo pobre, sin marido con un pésimo vicio y con un serio problema de nervios el cual no la dejaba dormir, así que empezó por tomar pastillas para dormir. En una ocasión la señora llego tarde a su casa, estaba todo escuro, la pobre señora lucia pálida y muy delgada. Encendió un par de luces tomo una botella de ron, sus pastillas para dormir y un par de cigarrillos. Los llevo a su habitación y recostada en su cama se hecho un puño de pastillas a la boca, por suerte solo entraron unas 3 ya que la señora tenia mal pulso debido a su mala alimentación, le dio un gran trago a la botella directo del envase, tomo una gran bocanada de humo y quedo completamente dormida, su cigarrillo lentamente fue incendiando su cama y con ayuda del alcohol derramado en la cama donde derramo tantas lagrimas por su esposo, se prendió en fuego.
A la mañana siguiente se levanto en la cruz roja, sin saber que había pasado. Por “fortuna “no había sufrido más que algunas quemaduras leves. Un paramédico tuvo la decencia de informarle vagamente lo que había sucedido, la señora se echo a llorar. No podía contener el llanto. Medito la serie de eventos desafortunados que había tenido, y recapacito paso por paso y no tuvo remedio más que llegar al principio de su mala suerte la cual había sido causada por el pequeño Bryan. Tomo un escarpelo en el hospital en el que se encontraba y se dirigió a aquella casa de puerta roja. La casa Bryan.
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