Minificciones publicadas en Acequias 50, busca la edición impresa en tu universidad
El Vagabundo
El vagabundo caminaba oliendo a palomitas porque siempre comía palomitas. Un mal día murió y se lo comieron las palomitas.
Poema No. 20
...ya no la quiero es cierto, pero cuanto la quise.
Y se quedó escuchando el ruido tormentoso de la noche en soledad, añorando una vida que no era la de él, porque todavía la quería.
La explicación
Como te diré... hmmm. Es como aquel autorretrato de Van Gogh, donde mira directamente al espectador con su típico rostro de tristeza y con una venda al rededor de la cabeza después de haberse cortado la oreja que le regaló a una prostituta que amaba ¿entiendes?... o como quieres que te lo explique si tan sólo soy una cucaracha de museo.
El sueño
Anoche soñé contigo, soñé que ya no te soñaba...
El hombre de hielo
Se casó con un hombre de hielo que en la noche de bodas se derritió. La acusaron de homicidio y la declararon inocente, en la sentencia se argumentaba: por desvanecimiento de pruebas.
Un tren en la lluvia
De pronto pensé en un paraguas, el agua caía fría y arrogante. Pensaba en el paraguas que había dejado en la casa cuando todo se iluminó por un relámpago, el trueno me asustó a muerte, sonó como un cohete dentro de un bote de metal, sonó a travesura, al pasado lejano y francamente entrañable. La lluvia se calmó por momentos dejando un agradable olor a tierra mojada y a fresco que disfruté, no así la ropa que se me pegaba incómodamente al cuerpo. Estaba aturdido, sordo, abrumado. Hoy me habían escupido y vomitado un diagnóstico. Escucho el silbido del tren muy cerca; estoy boca arriba y el frío metal en mi nuca me incomoda pero no por mucho tiempo, toneladas de fierro acabarán con los gusanos de negro color que me carcomen, el tren vuelve a silbar, ahora lo escucho más cerca y todo vibra a mi alrededor...
La cantante
─Amor no fumes en la cama...
─Sabes que me gusta mucho esa canción, ¿por qué no me la cantas completa?
─¿No te pasa por la cabeza que sea una advertencia?
─Advertencia de qué
Ella salió de la casa mientras el gas salía constante por las hornillas de la estufa. Durante su primer número en el cabaret, él volaba en pedazos por el aire.
El olvido
Siempre olvida todo, en una pequeña libreta en la primera hoja anotó su nombre, Juan Pérez, Callejón del Olvido número 40. Un mal día perdió su libreta, no pudo llegar a su casa. Hoy deambula por la ciudad buscando algo que olvidó qué era. Se desenvuelve en un mundo en que cada minuto todo es nuevo. Una mujer lo encontró un buen día y lo llevó a su casa. Ella amaba a su olvido porque él la olvida amablemente.
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