jueves, 15 de mayo de 2014

Desde la naditud - Raúl Blackaller

X
La permanencia de mi es el desencanto,
demasiado de mi,
es todo lo que odias,
es mi aliento lo que domina,
el tufo de mi creatividad.

El miedo a lo extraño,
a lo que no conoce naturaleza,
lejos,
tan lejos de la supervivencia,
tan cercano al infierno.

Enmudece tus ansias,
late de misericordia,
honra mi desprecio
por lo ordinario.

XI
Todo el tiempo se ha metido en mis huesos,
detiene mi paso.
toda la vida ha invadido mi sangre,
ha dejado de llenar mis extremidades.

Debo atreverme a perder,
todas las miradas y los pasos,
los presagios y mas aun, los pasados,
dejarlos ir como toro de dudosa bravura.

XII
Las ideas se fueron gota a gota
por la cañería universal.

Los héroes se perdieron
en templos de infinita resignación.


XIII
Le haces daño a mi poesía,
por que si te respiro,
no puedo golpear metáforas.

Porque me anclas a la vida real,
y no me dejas soplar nubes,
ni mancillar enjambres.

Me haces pensar en la supervivencia,
y me alejas de la muerte,
materia prima de todo poema.

En las hojas debería haber lágrimas,
tormentos y crisálidas.

Pero estoy impregnado en tu perfume,
y no te extraño, porque si te hablo,
me dices amor.

Es amor para vivirlo,
escribirlo sería redundante,
y hasta un poco ingenuo.

Haces de todos los silencios
una enseñanza de cansancio.

XIV
Me gusta la muerte,
me atrae la idea del silencio,
por toda la eternidad.

Me muero por morir,
odio seguir respirando,
y escuchar un mundo sin poesía.

Muero porque mi poesía muere,
muero porque todo muere,
lo terrible es que primero muere mi voz.

Muero sin remedio y eso me hace feliz,
no creas que quiero quedarme,
no pienses que hay dicha en mi existencia.

Dejaré el mundo con una sonrisa,
la muerte es siempre un final,
y cada final es un orgasmo.

XV
Es monumental,
exactamente como lo que nunca fue,
la expulsión de un mundo imaginario.

Frutos prohibidos,
deseos parecidos a pesadillas.

Es terrorífico,
como una noche de infierno,
siguen negándonos el paraíso.

No,
Hoy no,
No buscaré magia.

El oso regresa a la cueva,
Aunque signifique dejar el habla,

No es tan complejo como siempre pensé,
El amor también muere de cansancio.
De dolor de cabeza y náuseas.

XVI
Envidio el botón de autodestrucción
de las películas de ciencia ficción.

XVII
En época de sequía
En el desierto la lluvia es un sentimiento
En época de sequía
Cada gota es un pensamiento de abandono
En época de sequía
Las articulaciones resultan inútiles
En época de sequía
Ni el corazón bombea ilusiones
Es época de sequía

XVIII
Un espejo:
Un reflejo de mirada triste,
un paisaje perdido al fondo,
sombras de abrazos que no se dieron,
una compasión marchita.

Un cuerpo:
Que anochece antes del medio día,
ruega por migajas de perdón,

cómo conciliar un cerebro que pide soledad
y un corazón que mendiga un respiro ajeno,

quiero volverme piedra para enfrentar tu cinismo
con todo el poder del silencio indolente,

pero todo termina siendo una espina clavada
o una cruz cargada en la espalda,

tu mirada, tu boca, tus manos, tu cuerpo, tu voz,
me duelen como infierno,

quién le puso nombre a cada desprecio,
quién acabó con el antídoto de nuestro veneno,
quién me dio permiso de guardar tanto rencor,

nadie

nosotros

tu

yo

una maldita sustancia circulante

un flagelo fantasmal

la gran ceguera de todo tiempo


Me siento derrotado, disminuido,

confinado al rincón,

temeroso

tembloroso

a un salto de la amargura

a nada de la más absoluta nada..

Basta de todos los antídotos,
Que me llevan a asesinar tu imaginaria vejez,

ya no puedo acariciar tus sentimientos,
todos los venenos se agolpan en tu piel.

Mi paz es tu guerra,
atragantado por mil fauces violentas,

La batallas terminan una a una,
aunque las hayas ganado todas.

Yazco decapitado en el infierno,
donde al rededor todo ríe por eternidades.

XIX
Ya no quiero hablar,
Ya no quiero reír,
Ya no quiero escuchar,
Ya no quiero sentir.

Hasta el latido de mi corazón
duele en mi pecho.

Los ojos han rehusado abrirse
a la luz donde el deseo no existe.

El pasado me ahoga de culpas
el presente me aplasta de desprecios.

Tan muerto como antes de nacer
nunca pude empezar a vivir.

Como epidemia derramo muerte
a mi alrededor.

Soy muerte untado en muerte.


XX
La eternidad es la hora
estoy destinado a vivir
una y otra vez lo mismo

La vida es una roca
que empujo a la cima
y en la noche cae al abismo

El amor es el parásito
la enfermedad del alma
el sufrimiento reciclado

Me callaré la vida
porque duele tanto
nací a una pesadilla

Me arrancaste los ojos
para que masticara la maldad
Saboreé toda tu amargura

¿Qué queda ya?
Si respiro recuerdos guangos
Y brota de mi
La pus de tus desprecios


XXI
Tus manos esquivas
Tu mirada ha ahorcado
todos mis suspiros

Torciste todos mis renglones
Mi nombre en tus labios
Sabe a vinagre

Moriré de una vez
En la mañana de un cuatro
Con un puñal de cetro

Clavado en los olvidos
Torturado con las soledades
Moriré en un cuatro

Moriré en un cuatro
Mi alma en molcajete
Machacado por tu boca apretada

Al final de todo hay una fragancia
Que se impregna en mis uñas
Ya no importa     ya no estoy aquí

XX
Quien se pierde entre tanta claridad
Y la ceguera deslumbrante del sol
Me recuerda que el amor romántico
es una ilusión tan occidental
como la monogamia
Tan sensual como la soledad
En el islam

El infierno es tu beso
donde me pierdo en versos
no tengo a dónde ir
es el infinitivo que huye
al fin del mundo
donde nadie le dará cuerda
al mundo ni una vez más

No soy de nadie
no eres de nadie
pero
nos entregaríamos al mejor postor
por un paraíso de ilusiones
Al final
tan corruptas dejamos nuestras almas

Nos destrozamos
nos desgarramos
hemos sido carroña
para las hienas
de nuestras miradas

La soledad se adhirió a mi
no se atreve a dejarme
la sigo transpirando por cada poro
mi corazón se marchita
mi sangre se envenena
mi mente se pudre
mi pensamiento es fúnebre

El destino me estafó
y huyó con mi última pesadilla
esa que me mantenía con vida
ahora mis ojos tienen tanta chispa
como un grano de arena
me dejo caer
a la inmensidad de una playa

XXI
Oscuridad llena de ti misma
oscuridad se expande en mi pecho
plexo oscuridad
Plena noche de ojos venados
camino de oscuridad
tu voz oscuridad
tu mano moldea sombras
en oscuridad las tuerce y retuerce
tu nombre tiene el negro
tu nombre es ya luto no god
la oscuridad caverna de temor
todo termina en un oscuro metal goth

XXII
De todo a nada
De nada a nada
Del cielo al infierno
Del beso al desprecio
De nada lo perdido
De nada lo encontrado
Robar en lo profundo
Todos los odios
Todas las venganzas
Todos los fríos
Y nada más


XXIII
Quién soporta tanto silencio
Taladrando profundo
El vacío no aligera la carga

Tu alma huyó hace tiempo y
olvidó un cuerpo a mi lado

De pronto me mira
Algunas veces me toca
Su voz es la misma

Pero odia mi tacto
Mi aliento
Mis palabras
Y mi voz

Odio su falsedad
Su esfuerzo por no ceder
terreno en la batalla
Su mirada me señala puertas
Su espalda es totalidad

Pero es tu fantasma
Un cuerpo presente
El recuerdo de tu alma ausente
Un suspiro de alfileres
Un respiro de muerte

Tan presente y tan ausente
Simplemente materia
Programada para una mueca

Dónde se perdieron las flores
Dónde se perdieron
Dónde

En los deseos frustrados
En otras piernas
En una realidad virtual
En un universo paralelo
En los ojos cerrados
En la boca apretada
En la sombra del mediodía

Tan ausente al final de las lunas
Tan ausente al final
Tan ausente

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